Murió Carlos Menem, el presidente que marcó una década

Carlos Saúl Menem, el hombre que más tiempo gobernó la Argentina de manera ininterrumpida, murió hoy a los 90 años. El expresidente falleció esta mañana en el Sanatorio Los Arcos, de Palermo.

Activo en política casi hasta el final, el expresidente había llegado a participar en las primeras reuniones virtuales del Senado a raíz de la pandemia de coronavirus, en su papel de representante de La Rioja, cargo que mantenía desde el 10 de diciembre de 2005. Pero una neumonía severa diagnosticada el 13 de junio, que se agravó por sus problemas diabetes, deterioró mucho su salud en las últimas semanas. Estuvo primero en el Instituto Argentino del Diagnóstico (IADT) y luego en el Sanatorio Los Arcos, de Palermo.

Nacido en Anillaco, La Rioja, el 2 de julio de 1930, hijo de inmigrantes sirios, Menem estudió abogacía en Córdoba (1949-1955) y desplegó desde muy joven una carrera política en el peronismo de su provincia. Llegó a presidirlo en 1963. La proscripción del justicialismo le impidió competir por cargos electivos en esa década. En 1973 ganó las elecciones locales y se convirtió en gobernador, cargo del que fue removido por la dictadura en 1976. Estuvo detenido buena parte de ese período.

Con el regreso de la democracia, en 1983, recuperó con una amplia mayoría de votos la gobernación de La Rioja y empezó a construir una carrera de dirigente nacional, apegado a una imagen de caudillo tradicional -sus largas patillas como símbolo- tamizada por su vinculación apasionada con el mundo de la farándula.

Contra todo pronóstico, derrotó a Antonio Cafiero en 1988 en la única elección interna del peronismo para definir un candidato presidencial. Al año siguiente fue elegido presidente frente al radical Eduardo Angeloz, con el 48% de los votos. Sus promesas eran “salariazo” y “revolución productiva”. Asumió de forma anticipada el 8 de julio, en medio de una gravísima situación económica y social. Después de casi dos años caóticos de hiperinflación y desequilibrios, lanzó de la mano de Domingo Cavallo el plan de convertibilidad que signaría su gestión, uno de los períodos de mayor estabilidad de precios en la historia del país.

La transformación de los 90

Su gobierno promovió la desregulación de la economía y la privatización de las principales empresas públicas, en un proceso oscurecido por infinidad de sospechas de corrupción. Bajo su mandato se produjeron los peores atentados en suelo argentino (Embajada de Israel y la AMIA). Y, por su impulso, se reformó la Constitución, fruto del Pacto de Olivos, sellado con Raúl Alfonsín. Gracias a ese cambio, pudo ser reelegido en 1995 (con casi el 50%).

Cumplió 10 años y medio de gobierno continuado, sin lograr su sueño de otra reelección, un proyecto que intentó a pesar de la prohibición legal. A su salida, en diciembre de 1999, la economía sufría una recesión, con efectos dramáticos en el empleo y la pobreza, que anticipaba el drama de 2001. Pero pudo entregarle la banda presidencial a Fernando de la Rúa con la paridad peso-dólar intacta.

Las condenas

En 2001 estuvo casi seis meses preso en una quinta de su amigo Armando Gostanian, acusado en la investigación por la venta ilegal de armas a Croacia y a Ecuador. Por esa causa fue juzgado y absuelto en 2011. La Cámara de Casación revocó el fallo y se le aplicó una condena a siete años de prisión. Pero otra sala de Casación terminó por absolverlo en 2018, después de una apelación a la Corte, por considerar que se había vencido el “plazo razonable” para el dictado de una sentencia firme.

En 2015 fue condenado a cuatro años y medio de prisión en una causa por supuesto pago de sobresueldos. El año pasado fue absuelto en el juicio por el encubrimiento del atentado contra la AMIA y, poco después, le dieron tres años y nueve meses en una causa por presunto fraude en la venta del predio de la Sociedad Rural, en Palermo. Ninguna de las condenas quedó firme y, gracias a los fueros parlamentarios, siguió siempre en libertad.

Su último intento de llegar al gobierno fue en 2003. Con el peronismo dividido, quedó en primer lugar en las elecciones del 27 de abril (24,4%), pero decidió no competir en el ballottage contra Néstor Kirchner, consciente de que le resultaría imposible alcanzar la mitad más uno de los votos.

En 2005 llegó al Senado y, salvo un frustrado intento por volver a ser gobernador de La Rioja, en 2007, su ambición política se fue apagando. 

Tuvo cuatro hijos. Dos de su primer matrimonio, con Zulema Yoma: Carlos Jr. (fallecido en 1995 un episodio investigado por la Justicia) y Zulemita; uno fruto de su relación con Martha Meza, Carlos Nair; y el último, Máximo, con su segunda esposa, la conductora televisiva chilena Cecilia Bolocco.

Sus últimos años los pasó en un departamento del barrio de Belgrano, donde lo asistió siempre su hija. Mantuvo el contacto permanente con colaboradores de su gestión presidencial e incluso había recuperado el diálogo con sus grandes rivales, como Eduardo Duhalde.

Fuente: lanacion.com

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *