DOCUMENTO COLECTIVO

La línea de ribera: un límite para la protección de los humedales

Un documento del colectivo Humedales en Red denuncian cómo el incumplimiento de la legislación sobre línea de ribera impacta en la preservación del sistema de humedales del corredor fluvial Paraná-Paraguay, que conforma una de las reservas mundiales más grande de este ecosistema.

Los humedales ocupan el 21 por ciento del territorio de la Argentina y el demorado tratamiento de una ley de presupuestos mínimos que los proteja de manera integral tiene como artífices las presiones de tres sectores: el agropecuario, el minero y el inmobiliario. En este último sector, el avance de las construcciones públicas y privadas sobre las zonas inundables de los humedales, que ofrecen un servicio fundamental para amortiguar las crecidas de los ríos en las temporadas de lluvias, ocurren violando un límite legal que quedó borrado por el constante incumplimiento: la línea de ribera. “Un instrumento fundamental para evitar el avance y degradación de áreas de dominio público, en su mayoría humedales”, denuncian las organizaciones ambientales que integran Humedales en Red.

En el marco del Día Internacional de los Humedales, las organizaciones integrantes de la red, que trabajan sobre el corredor fluvial Paraná-Paraguay, uno de los sistema de humedales más grandes del mundo, advierten que la correcta aplicación de la línea de ribera –según el nuevo Código Civil y Comercial, 15 metros libres de todo curso de agua– permitiría proteger este ecosistema de diversos emprendimientos: playas artificiales, barrios privados, puertos de embarque y clubes náuticos.

La red señala a la línea de ribera como “la frontera entre lo público y lo privado” y advierte que la infracción no solo de Código Civil y Comercial sino también de las normas que lo reglamentan a nivel provincial, “ha permitido la usurpación escandalosa de miles de hectáreas de humedales de dominio público”. “No sólo perdemos espacio público, también desaparecen estos ecosistemas que prestan servicios extraordinarios: acumular y purificar el agua que contienen, recargar las napas de agua, dar abrigo a una gran biodiversidad y ser una barrera blanda que suaviza las inundaciones”, enumeran los servicios ecosistémicos del humedal.

“Además, se destruyen paisajes y se nos impide disfrutar recreativamente de estas vastedades de agua. También se pierden oficios e identidad como la cestería con juncos, pesca o caza de subsistencia. En definitiva, perdemos bienes comunes naturales que preservan la producción y reproducción de la vida”, denuncian las organizaciones que trabajan en la protección del Delta del Paraná, dentro del programa Corredor Azul de la Fundación Wetlands. 

Sin línea de ribera los barrios privados avanzan sobre los humedales

“Nuestros ríos de llanura se mueven en terrenos con poca pendiente y suelen desbordar y ocupar amplias zonas conocidas como planicies o valles de inundación, lo que determina que estas áreas públicas, constituidas por humedales, sean muy extensas”, precisan las organizaciones respecto de la particularidad geográfica del sistema de humedales Paraguay-Paraná, que llega hasta las costas bonaerenses.

Humedales en Red marca sobre la cuenca baja del río Luján, en los partidos bonaerenses de Tigre, Escobar y Pilar, uno de los ejemplos más claros del avance sobre el incumplimiento de las normas de línea de ribera y cómo, al menos, 10 mil hectáreas de humedales “sucumbieron al relleno en manos de los desarrolladores inmobiliarios”.

Las organizaciones denuncian la construcción del Barrio San Sebastián como un caso paradigmático en el que 600 de 1100 días hectáreas comercializadas fueron robadas al humedal a partir de rellenos y murallas. “Con el barrio ya construido, tardíamente se demarcó la línea de ribera y se comprobó este cuantioso robo de tierras públicas”, recuerdan y apuntan sobre la responsabilidad de los gobiernos municipal y provincial.

En ese sentido, la red también recuerda el caso del barrio privado Amarras, en Entre Ríos, cuyas obras en la localidad de Pueblo Belgrano fueron frenadas por orden de la Corte Suprema de Justicia, aunque sin mencionar la línea de ribera. El fallo llegó cuando la empresa constructora ya había avanzado en el relleno del valle de inundación del río Gualeguaychú. “Si el Estado entrerriano hubiera delimitado la línea de ribera para el río Gualeguaychú, no se hubiesen producido el extraordinario daño que ocasionaron las obras preliminares del barrio”, insistieron.

Cuando el Estado no preserva los humedales

Las organizaciones plantean otros dos casos en el que el Estado es el que avance sobre la legislación de la línea de ribera desprotegiendo las zonas de humedales. Uno de ellos, el intento, hasta el momento infructuoso, del municipio bonaerense de Ramallo por conseguir la rezonificación del paraje El Tonelero, situado sobre la margen derecha del Río Paraná, para darle uso industrial y habilitar un puerto para el embarque de fertilizantes y nitrato de amonio.

“Este intento reviste una enorme gravedad porque pretende avanzar sobre un extenso humedal de dominio público con una rica biodiversidad, que ya está siendo asediado y alambrado por varios agentes privados, como algunas navieras”, denuncia la red.

El documento denuncia también el caso del Municipio de San Pedro, que avanzó sobre la ribera del Paraná, por fuera de sus atribuciones legales, para crear una playa como parte de un complejo turístico público, eliminado humedales del lugar generando derrumbes en una  barranca cercana, protegida por ser zona de amortiguamiento de la Reserva Natural, Histórica y Refugio de Vida Silvestre Municipal Vuelta de Obligado.

“En exceso de sus atribuciones, el municipio ha arrasado con los humedales y especies amenazadas”, denuncia la red e insiste en la violación de “varias normativas que incluyen ordenanzas de creación de la reserva y de protección de la costas, barrancas e islas”. La semana pasada, la represión y detención a varios vecinos de la localidad de San Nicolás, cuando defendían la reserva natural Parque Rafael De Aguiar del avance de obras que no contemplan estudios de impacto ambiental ni audiencias públicas, volvió a poner en evidencia el desinterés de algunos gobierno comunales por la preservación de los humedales.

Por último, el documento señala otro tipo de avance sobre los humedales del Paraná, al describir el caso del avance y modificación de la ribera del río por parte de los clubes náuticos de Rosario, en Santa Fe, donde la “violación del espacio público está convirtiéndose en una triste normalidad”. Hecho que aseguran se incrementó aprovechando la bajante extraordinaria del río. “No es un argumento válido aducir que la línea de ribera no estaba demarcada y tomar la propiedad que es de todos para sí mismo, ni el Estado puede vender bienes del dominio público”, denunciaron desde la red.

“El desconocimiento de los derechos que la línea de ribera nos otorga sobre los espacios de dominio público natural, sumado a los incumplimientos del Estado, han permitido que algunos los hayan convertido en meros receptáculos de actividades económicas en beneficio propio. En este proceso de despojo, han sido degradados y destruidos valiosos humedales y otros bienes naturales”, concluye el documento del colectivo de organizaciones y convoca a ser conscientes del derecho “exigir su devolución y restauración al estado original y a reclamar por la preservación de aquellos que aún no han sido usurpados”.

Fuente Tierra Viva

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