Convertir basura en moda: la historia del creador de Qualia y un proyecto social que lo vincula al Chaco
Los pasos de un joven empresario que busca aportar su granito de arena atacando la problemática de la contaminación plástica. El negocio de fabricar anteojos y lo que piensa hacer en El Impenetrable a fines de ese mes.
Martín Vázquez (29) siempre tuvo en claro que hacer dinero por el simple hecho de hacerlo, a él no lo llenaba y quería aportar su granito de arena al mundo. Fue así como, con 24 años, renunció a Techint para buscar su camino y lo encontró a través del emprendimiento de una marca de anteojos que comenzó en el 2016 y buscar resignificar la cultura del descarte.
“Qualia es un concepto. Hace referencia a la percepción subjetiva de la realidad. Qualia hace referencia a que la realidad depende cómo uno la tome. Uno se puede enfocar en lo positivo o en lo negativo y eso va a depender de uno. Para nosotros, la basura no es no basura, sino que puede ser un objeto muy precioso como anteojos”, cuenta Martín al diario Clarín.
En el 2018, sus anteojos llegaron a las manos de por entonces presidente Mauricio Macri. “Nos había convocado Sergio Bergman, que en ese entonces era el secretario de Gobierno de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación en el marco del Día Mundial del Ambiente y ahí le hicimos llegar nuestro regalo a Mauricio”, recuerda.
Cómo atacar la problemática de la contaminación plástica
Martín Vázquez junto a las maquinarias que creó con planos de Internet. (Foto: Clarín – Gentileza Qualia).
Martín, que comenzó su emprendimiento solo, se define como “autodidacta”. Internet fue su escuela, y sus vecinos de San Nicolás, provincia de Buenos Aires, su apoyo. “En el 2014 me había recibido de Ingeniero Industrial, tenía 24 años en ese entonces y llevaba trabajando en Techint tres años más o menos. Tomé la decisión de renunciar a mi trabajo, porque hacer dinero por el hecho de hacer dinero, a mí no me llenaba. Empecé a buscar qué podía hacer y me di cuenta que quería atacar la problemática de la contaminación plástica en el mundo”, rememora.
Descargó planos de dos máquinas caseras de reciclaje de plástico y así arrancó. Las fabricó en el taller de la casa su padre y su primer gran logro fue que esas dos máquinas funcionaban. Eran una trituradora de plástico y una inyectora de plástico. Al principio comenzó con artesanías, pero luego su idea comenzó a tomar forma. A fuego lento, los marcos comenzaban a parecerse a lentes de visión.
De repente ya no estaba solo, contaba con el apoyo de sus vecinos que se acercaban a donar su basura plástica y ahí notó que había mucha gente, como él, que quería aportar su granito de arena. “Me di cuenta que ahí había una oportunidad de transformar lo que creemos que es basura en algún producto de alta calidad, y podíamos agregar mucho valor a la sociedad. Ahí fue que me decidí a emprender y entendí el camino que quería seguir”.
La idea de hacer anteojos le gustaba porque mediante ellos se podía materializar el cambio de percepción de la realidad. Depende con qué lentes la mires, un pedazo de plástico podía ser basura o unos anteojos de alta calidad. Sin embargo, se dio cuenta que solo no iba a poder con todo.
Por qué reutilizar residuos marítimos e industriales
A medida que la empresa iba creciendo, con él crecían sus ganas de seguir conociendo gente con los mismos intereses y su curiosidad por saber cómo poder devolverle a la tierra un poco de todo lo que le brindaba.
Fue así como la materia prima la conseguía de diferentes lugares, ya que con el aporte de los vecinos no alcanzaba. “Vamos a las playas a limpiar los plásticos que quedan en la costa, así como también buscamos residuos marítimos y varias empresas nos dan su residuo industrial”.
Hoy cuentan con varias alianzas estratégicas que les permiten seguir juntando materiales y, a su vez, ayudar al medioambiente. Una de ellas es con ProyectoSub, donde estuvieron trabajando en la zona de Península de Valdés recuperando descarte de la industria marítima y aprovechándola como materia prima.
ProyectoSub es una organización que se dedica al estudio del impacto ambiental de los plásticos en los océanos. Son un grupo de científicos que se dedican a investigar y a sacar diferentes conclusiones del impacto de la acción humana en los océanos. Qualia los apoya económicamente.
El año pasado hicieron una alianza con Toyota Argentina donde utilizaron los paragolpes de Hilux destinados a las pruebas de calidad -que son destinados al descarte- y Martín y su equipo los reciclaron convirtiéndolos en anteojos que diseñaron para el equipo de Toyota.
Qué es el triple impacto
Otra de sus alianzas vino de la mano de ReforestArg, con quienes nació el concepto de triple impacto que se divide en tres ejes: el eje económico, porque son una empresa; contribuir con el eje ambiental realizando acciones positivas concretas sobre la tierra; y el eje social, de trabajar y desarrollar la empatía ayudando a otros, con un proyecto que desarrollarán este mes: Proyecto Chaco.
En un principio, bajo el modelo de “un anteojo, un árbol” aportaban una parte de sus ganancias a ReforestArg para que ellos, con ese dinero, se encargaran de plantar árboles en la Patagonia Argentina, después vieron que el concepto no era lo suficientemente fuerte y estudiaron otras maneras de contribuir.
“Entendimos que nosotros, al plantar árboles, podíamos compensar nuestra huella de carbono que se generaba en producir los anteojos, así que decidimos ir por ese lugar. Estamos certificados con una empresa que se encarga de emitir certificaciones de huellas de carbono, medimos nuestra huella y la compensamos a través de la plantación de árboles. Esto nos permitió entender cuánto carbono emitimos en la creación de un anteojo y nos permitió conocernos más. Fue un proceso introspectivo”, explica.
Desde ReforestArg hacen dos plantaciones anuales, por lo tanto, Martín cuenta que miden su huella de carbono cada seis meses y de acuerdo al valor, hacen la donación de dinero correspondiente que se traduzca en nuevos árboles correspondiente a ellos en la Patagonia. También desde Qualia se suman a plantarlos personalmente y desde la organización les hacen seguimiento a los mismos para chequear que esos árboles sigan vivos.
Del rol ambiental al rol social
En la última semana de junio, Martín y su equipo estarán viajando a Chaco para poder para poder relevar la problemática visual, mediante estudios oftalmológicos, de El Impenetrable.
“La idea es viajar una semana al Chaco y luego volver a casa, fabricar los anteojos que sean necesarios y, en una segunda visita, poder entregarlos a los niños que lo necesiten”, resume aquel ingeniero de veintitantos años que en un garage comenzó a elucubrar acciones para tener un mundo mejor.
“Para eso vamos a trabajar con una organización que se llama Monte Adentro, que ellos tienen muy bien mapeada la comunidad del monte y son nuestro anclaje en la región y, a partir de la sinergia de estas dos organizaciones, enseñar diferentes oficios para poder reactivar la economía local”, adelanta a Clarín.
Monte Adentro es una organización que trabaja en pos del desarrollo integral comunitario de veinte parajes rurales en la provincia de Chaco, que brinda herramientas y oportunidades necesarias para que las personas puedan crecer y realizarse en su lugar de origen promoviendo las economías regionales.
Por otro lado, otro de los materiales que se utilizan para los estuches de los anteojos es el caucho recuperado que lo sacan de las ruedas de camiones, tractores y camionetas. Esas cámaras las recuperan de cementerios de caucho que hay cerca de San Nicolás. “Trabajamos con gente que va a estos cementerios, que recupera estos materiales y nosotros se los compramos a ellos, es una manera de generar ingresos a gente que tal vez ha quedado fuera del sistema”, cuenta Martín.
El emprendimiento en números
El año pasado se vendieron 12.000 anteojos y, este año, proyectan vender cerca de 20.000. Al día de hoy ya llevan reciclados más de 10.000 kilos de plástico, reutilizaron más de 15.000 kilos de caucho recuperado y junto a ReforestArg ya plantaron cerca de 1.000 árboles nativos en la Patagonia Argentina.
Su marca ya llegó a Chile y Uruguay. Este año ambiciona poder llegar a México y están analizando una propuesta en Alemania. El próximo proyecto es llegar a El Impenetrable Chaco y poder donar, en una primera instancia, cerca de 500 anteojos para niños y niñas que lo necesiten.
Cómo se transforma la basura
“Cuando lo digo en voz alta, hay gente que se me ríe un poco”, cuenta Martín sonriendo y hace una pausa. Su sueño es ambicioso, pero en su día a día lo lleva a cabo, con pequeñas acciones, aporta su granito de arena.
“Mi sueño es luchar por dejar el planeta un poco mejor de lo que lo encontré. Tratar de trabajar más la empatía, queremos meternos un poco más de lleno con la parte social. Poder aportar nuestro granito de arena para cambiar el paradigma de que la basura no es basura y que la podemos transformar en productos de alta calidad. Queremos levantar la bandera liderando desde el ejemplo para que más empresas se sumen a este camino de triple impacto e intentar hacer las cosas mejor”, cierra Martín.
Por Florencia Chicano Ramos – Diario Clarín